lunes, 18 de mayo de 2009

Restart mágico

Amamos las computadoras porque a pesar de todos los dolores de cabeza que nos pueden dar cuentan con un botón increíble, ese que hace que todo se vaya al caño y listo, a comenzar de nuevo y sin resentimientos.

Power. No es la acción de prender y apagar la computadora lo que nos emociona de ella. Una plancha hace lo mismo y a nadie le gustan. Su sex appeal viene con la facilidad que nos brinda para podernos deshacer de muchos de sus problemas (y nuestros problemas con ella) apretando ese mismo botón para que lo olvide todo y comencemos como si nada hubiese ocurrido. Algo así como invocar la esperanza y hacerla aparecer en serio con un teclazo.

Qué botón tan más lindo, la verdad.

Imagino que si todos tuviesemos uno así, un reset, no habría guerras. Piénsalo: si tu novia comienza a darte la lata, o tu jefe te está hartando, o tus amigos hablan demasiadas pendejadas, o tu mismo te das cuenta que estás metiendo la pata, tranquilo, aprietas el botón y voilà, todos contentos. Qué va. Todos en éxtasis.

Sugiero que coloquemos el restart en el cogote. Sirve así que entonces puedes salvar a mucha gente que sufre de la capacidad para autoanalizar sus estupideces. Es fácil. Simplemente tienes que detectar que alguien se le está pasando la mano en el nivel del pendejómetro, le das un golpe karateka en su personalisimo botón y al instante la persona se reinicia, clara, limpia, lúcida, transparente y rápida como Windows sin porquerías instaladas.

Es hora de apretar botones entonces.

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